Cómo elegir el narrador más adecuado para mi novela

Ya hemos dicho en varias ocasiones que no puede existir una novela sin narrador. Una de las decisiones más importantes a la hora de sentarte a escribir tu novela es decidir qué tipo de narrador vas a utilizar para tu historia y desde qué punto de vista va a narrar los hechos. Es bastante frecuente encontrarte con el problema de que no has elegido bien a tu narrador cuando ya llevas escrita buena parte de tu historia. Si quieres evitar esta situación, vamos a ver algunos puntos que tener en cuenta a la hora de elegir el narrador más adecuado para nuestra novela.

Los tres puntos de vista narrativos básicos

Si quieres un artículo más extenso y preciso sobre la figura del narrador, puedes leerlo aquí >> El narrador: quién es ese tipo y qué tipos de narradores hay. En ese post ya te explicaba mi desacuerdo con las clasificaciones del narrador que se basan tan solo en el punto de vista o la persona gramatical, y a cambio te proponía la teoría del narratólogo Gérard Genette sobre la enunciación en la novela.

Pero si lo que buscas es un repaso rápido y práctico a los posibles narradores que puedes elegir para tu historia, vamos a ver aquí brevemente los tres tipos de narradores más conocidos:

  • NARRADOR EN TERCERA PERSONA: Es el que narra hechos que le suceden a terceras personas, por lo que utiliza las formas «él/ella/ellos/ellas» para referirse a los personajes y sus acciones. 
  • NARRADOR EN PRIMERA PERSONA: Es el narrador que narra los hechos en primera persona, y utiliza el «yo» para narrar. Suele ser un personaje y suele narrar su propia historia.
  • NARRADOR EN SEGUNDA PERSONA: Es el narrador que utiliza el «tú» para narrar, como en los libros de Elige tu propia aventura. Es un narrador que suele utilizarse en narrativa de tipo experimental o literaria.

Estas son las tres personas narrativas básicas que podemos utilizar en nuestra novela, y dentro de cada una de ellas podemos encontrar diferentes puntos de vista. Vamos a ver cada caso.

punto de vista narrativo

NARRADOR EN TERCERA PERSONA

El narrador en tercera persona es aquella «voz» que cuenta la historia que le ocurre a otros personajes, en la que él no participa directamente. Es por lo tanto un narrador externo a la historia; su principal misión es narrarla a los lectores.

Según su proximidad y su grado de conocimiento de la historia, podemos dividir al narrador en tercera persona en:

Omnisciente

Es el narrador que conoce todo lo que ha sucedido y sucederá en la historia de los personajes. Es como una «voz» externa y omnipotente que tiene acceso a los pensamientos y sentimientos de todos los personajes, y que conoce tanto su pasado, como su presente y su futuro. Sabe más que los personajes y que el lector. Nada escapa a su visión.

Este tipo de narrador fue el más utilizado en la novela decimonónica, donde solía ser además un  narrador intruso, que frecuentemente opinaba sobre lo que estaba narrando y juzgaba a los personajes.

«Anita no tenía amigas. Además, don Carlos la trataba como si fuese el arte, como si no tuviera sexo. Era aquélla una educación neutra. A pesar de que Ozores pedía a grito pelado la emancipación de la mujer y aplaudía cada vez que en París una dama le quemaba la cara con vitriolo a su amante, en el fondo de su conciencia tenía a la hembra por un ser inferior, como un buen animal doméstico. No se paraba a pensar lo que podía necesitar Anita».

La Regenta, Leopoldo Alas Clarín

Limitado o focalizado internamente

Este tipo de narrador sigue estando fuera de la historia, igual que el narrador omnisciente, pero su conocimiento está limitado a la conciencia de unos pocos personajes.

Este narrador sabe exactamente lo mismo que los personajes. Es como si estuviese «atado» a la visión de uno o varios personajes, y se limitara a narrar desde esa perspectiva, obviando lo demás.

Es uno de los narradores más utilizados en ciertos géneros de la narrativa actual, por ejemplo, el fantástico. Por ejemplo, este es el narrador que utiliza George R. R. Martin en su saga «Canción de hielo y fuego» o Brandon Sanderson en su «Archivo de tormentas».

«El estómago de Kaladin gruñía cuando extendió la mano a través de los barrotes y aceptó el cuenco de bazofia. Introdujo el pequeño tazón entre los barrotes, lo olisqueó y luego hizo una mueca mientras la jaula empezaba a rodar de nuevo. El mejunje gris pastoso estaba hecho de grano guisado, y este en concreto estaba sazonado con trozos de la comida del día antes.

Por repugnante que fuera, era todo lo que podría conseguir. Empezó a comer, viendo pasar el paisaje, con las piernas asomando entre los barrotes. Los otros esclavos de su jaula agarraron sus cuencos con gesto protector, temerosos de que alguien pudiera robárselos. Uno de ellos trató de robarle la comida a Kaladin el primer día. Casi le rompió el brazo a aquel hombre. Ahora todo el mundo lo dejaba en paz.

Y eso le parecía bien».

El camino de los reyes, de Brandon Sanderson

Narrador testigo

Este es un caso especial de narrador, que podría clasificarse tanto bajo el paraguas de la tercera persona como de la primera persona, dependiendo del tipo de implicación que tenga en la historia.

Como su nombre indica, este tipo de narrador cuenta una historia de la que ha sido testigo. Puede ser un personaje, y puede participar en diversos grados en los hechos narrados: puede ser un personaje secundario, cercano al protagonista, o puede ser un personaje más distante con respecto a los hechos que, por alguna razón, nos relata todo aquello que observa o conoce. 

Como testigo, su conocimiento de la historia está limitado; no es como el narrador omnisciente, que todo lo sabe de todos, sino que el testigo solo puede relatar aquella parte de la historia a la que ha tenido acceso.

showing

NARRADOR EN PRIMERA PERSONA

Es cuando el personaje cuenta la historia. La forma más habitual es que sea el protagonista el que narra, con su voz particular,  su propia historia, en la que él es el centro de la acción.

En este caso, el conocimiento de los hechos se limita a su punto de vista, y los narra desde una posición subjetiva y emocional. Desconoce lo que sienten o piensan los otros personajes, y solo puede interpretar sus intenciones basándose en lo que dicen o hacen delante de él o ella.

«Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento. Junto a mí, silenciosos y asustados, desfilaban los padres. Un triste hatajo de perlas falsas y corbatas baratas, viniendo a recoger a sus hijos defectuosos, escondidos de los ojos de la gente. Al menos ellos se habían tomado la molestia de subir. A mi madre yo le importaba un pimiento, al igual que el hecho de que hubiera conseguido terminar unos estudios».

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, de Tatiana Țîbuleac

narradores

NARRADOR EN SEGUNDA PERSONA

Este tipo de narrador yo no lo considero voz ni persona narrativa, sino que sería un narrador externo o interno que usa la segunda persona para apelar al narratario (el destinatario de la narración, que puede ser el lector u otro personaje, dependiendo del caso).

Es la voz narrativa menos utilizada, y la encontramos, casi siempre, en narrativa de tipo experimental o literaria. Aquí las palabras clave son: «menos utilizada», y son las que, si estás comenzando, deberías tener en cuenta. A menos que sea absolutamente necesario incluir una narración en segunda persona y, además, que sepas hacerlo bien, no te recomendaría utilizarla en tu novela. Y menos si tu intención es llegar a un público más o menos amplio.

Requiere mucho esfuerzo y dominio de la técnica, y los beneficios de utilizar una segunda persona, en comparación con los de utilizar una primera o tercera persona en tu novela, son prácticamente nulos. La segunda persona tiende a sonar artificial y artificiosa, y es por eso, al contrario de lo que podrías creer, que impone una muralla de distancia entre el lector y la historia. Resulta casi tan tedioso leer una historia completamente escrita en segunda persona como escribirla.

¿Estás convencido de que quieres utilizar la segunda persona para tu novela? Entonces adelante, y no hagas caso de todo lo que te he dicho. Al fin y al cabo, si todos siguiésemos las mismas pautas, no tendríamos ejemplos tan maravillosos y actuales del uso de la segunda persona como estos:

«Eres ella. Ella eres tú. Te llamas Essun, ¿recuerdas? La mujer que perdió a su hijo.

Eres una orogén que ha vivido diez años en el pequeño e insignificante pueblo de Tirimo. Solo tres personas saben lo que eres en realidad, y has dado a luz a dos de ellas.

Bueno, de las que lo saben ya solo queda una con vida.

[…]

Eres madre de dos hijos, pero ahora uno de ellos está muerto, y la otra, perdida. Quizá también haya muerto. Lo descubres un día al volver a casa del trabajo. La encuentras vacía, demasiado tranquila, y ves a un niño ensangrentado y con heridas en el suelo de la sala de estar.

En ese momento… te vienes abajo. Intentas que no sea así, pero es demasiado. ¿O no? Demasiado. Has sufrido mucho y eres muy fuerte, pero hasta alguien como tú tiene sus límites.

Pasan dos días antes de que alguien venga a buscarte».

La quinta estación, de N. K. Jemisin.

Cómo elegir el narrador para mi novela

Una vez tenemos claro los tipos de narrador que podemos utilizar en nuestra novela, llega el momento de tomar decisiones al respecto. ¿Cuál es el narrador que me va a permitir contar mi historia de la mejor manera posible?

A la hora de pensar el narrador debemos preguntarnos quién habla y desde dónde habla. Algunas preguntas concretas que puedes hacerte a la hora de elegir tu narrador son:

  • ¿Quiero que mi narrador sea un personaje o una «voz» no definida?
  • ¿Contará los hechos desde el exterior o desde dentro de la historia?
  • ¿Quiero que el lector note la «presencia» de mi narrador o quiero que este pase desapercibido y el lector se centre en lo que les sucede a los personajes?
  • ¿Quiero que mi narrador lo sepa todo sobre la historia o que su mirada se limite a uno o varios personajes?

Una buena idea es fijarse en qué tipo de narradores utilizan las novelas similares o del mismo género a la que queremos escribir, y comprobar si ese narrador se ajusta a nuestras necesidades. Otra cosa que puede ayudarnos a decidir es pensar de antemano en las escenas que queremos incluir en nuestra novela y reflexionar sobre qué tipo de narrador nos sería más adecuado. O, incluso, escribir algunas de esas escenas desde varios puntos de vista y ver con cuál nos sentimos más cómodos.

Pensar de antemano en las necesidades de la historia que queremos contrar nos puede ayudar a valorar el flujo de información. Según la cantidad de información que tienes que desvelar al lector, te interesa escoger un narrador con mayor o menor acceso a los hechos. Para no romper la verosimilitud, es importante saber desde el principio a qué personajes puedo acceder para contar la historia y en qué medida.

Por ejemplo, si como lectores vemos que un único personaje está narrando en primera persona su propia historia y, de pronto, tenemos acceso a los pensamientos o sentimientos de otro personaje, nuestra reacción será la de, como mínimo, extrañarnos de ese repentino cambio narrativo. En el peor de los casos, un cambio injustificado de narrador puede romper el pacto narrativo que hemos establecido con el lector en un principio, traicionando su confianza.

¿Qué narrador es mejor para mi novela?

Como hemos visto, ningún narrador es mejor o peor; todos tienen unas características propias que los hacen más o menos adecuados según el tipo de historia que quieres contar. 

A continuación, vamos a resumir algunos de los puntos fuertes y débiles de cada tipo de narrador:

Primera persona:

  • Resulta más fácil conectar con el personaje y empatizar con él.
  • Podemos lograr una voz narrativa única y personal.
  • Puede ser un narrador no fiable o mentiroso.
  • Si nos cae mal el personaje, si además es el narrador, puede causar un rechazo total en el lector.
  • No tiene acceso a lo que desconoce, por ejemplo, pensamientos de otros personajes o actos que suceden fuera de su vista.
  • Tiene tendencia al telling más que al showing

Tercera omnisciente:

  • Controla todo el flujo de información y puede contar cualquier aspecto de la historia sin que su credibilidad quede en entredicho.
  • Podemos lograr una voz narrativa atractiva y original.
  • Facilita el juego metaliterario.
  • Puede explicar directamente aspectos de la historia que de otra forma sería difícil mostrar en escena.
  • Puede imponer demasiada distancia entre el lector y los personajes.
  • Puede general un exceso de información y no dejar los suficientes «silencios» narrativos para que se cree un adecuado suspense.
  • Su intromisión, si es excesiva, puede generar rechazo en el lector.
  • Suele tender al telling.

Tercera limitada:

  • Favorece la mirada objetiva y el showing, con la posibilidad de tener acceso a la subjetividad de ciertos personajes seleccionados.
  • Es el más sencillo de manejar para narradores poco experimentados.
  • Facilita la creación de suspense incluso cuando tenemos varios puntos de vista.
  • Aunque no participe como personaje en la historia, debe cumplir las limitaciones del narrador en primera persona.
  • La voz narrativa pasa desapercibida, se parece a la de otras novelas con el mismo tipo de narrador.

elegir narrador para mi novela

Espero que este post te haya sido de ayuda y que encuentres pronto el narrador ideal para tu historia. ¡Cuéntame en los comentarios cuál ha sido el elegido!

Si quieres saber más sobre lo que dice la Teoría Literaria sobre la función del narrador, puedes leer el artículo >> El narrador: quién es ese tipo y qué tipos de narradores hay

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2 comentarios en «Cómo elegir el narrador más adecuado para mi novela»

  1. A mi personalmente me resulta muy difícil elegir un narrador. Mi objetivo a la hora de escribir es que se entienda. No me fijo mucho en el narrador de mis novelas (creo que es tercera persona omnisciente) aunque no estoy segura. Admito que presto más atención a la trama y a la profundidad de los personajes que ha eso. Al principio intenté hacerlo en primera persona. Pero me chirríaba mucho. Después me deje llevar y ahí estamos, editando jaja

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    • Muchas veces creo que llevamos dentro una determinada «voz» que por lo que sea (nuestras lecturas, nuestra experiencia…) nos resulta la más natural para contar las cosas. No hay que subestimar la intuición, al contrario. ¡Luego ya en la edición corregiremos lo que haya que corregir! Mil gracias por comentar.

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