Escribe tu novela HOY (y no lo dejes para mañana)

Tienes una gran idea para una novela. Lo sé. Mucha gente tiene todo el tiempo buenas ideas que podrían convertirse en grandes historias… si se hubieran escrito. Una lástima.

Y no parece tan difícil, ¿verdad? 

Dice el escritor Neil Gaiman que todo lo que tienes que hacer es sentarte frente al teclado y escribir una palabra detrás de otra, y así hasta terminar el libro. Así de sencillo y así de difícil. 

Porque lo cierto es que siempre encontramos razones para posponerlo, de forma indefinida la mayoría de las veces. ¿Te suena el caso?

Vencer la pereza de ponerse a escribir

“Pero me cuesta tanto ponerme a escribir…”, nos lamentamos. A veces ponemos la excusa de que no tenemos tiempo, pero nos pasamos la tarde haciendo scrolling en las redes sociales o sin encontrar nada interesante que ver en Netflix o añadiendo cosas innecesarias a nuestra lista de deseos de Amazon.

Mientras, fantaseamos con el día en que por fin nos sentemos a escribir y nuestra idea se convierta en la mejor historia que muchos hayan leído en toda su vida. Porque nuestra idea es un diamante en bruto, de eso estamos seguros. Pero ahora mismo… ahora mismo no es el momento. Mejor lo dejamos para mañana.¿Por qué nos sucede esto? ¿Por qué nos cuesta tanto ponernos a escribir si en verdad nos gustaría hacerlo?

Quizá es sencillamente porque no es un objetivo prioritario para nosotros. Es un objetivo “fantasma”, que pertenece a nuestro fantasy self, es decir, el “yo” que nos imaginamos que queremos ser, pero que realmente no encaja con nuestros verdaderos deseos y aspiraciones. Afrontémoslo. Como la idea de aprender a hacer surf, cuando en realidad nos da miedo el agua, o la de ser cirujanos cuando sabemos que nos marea ver la sangre.

¿No es tu caso? Eso es porque la mayoría de las veces que procrastinamos el deseo de escribir es por miedo.

aprender a escribir un libro

Superar el miedo a escribir

Es importante revisar nuestros miedos y plantearnos si son ellos los que están boicoteando nuestro deseo de escribir.

Muchas veces no nos lanzamos a dar vida a nuestra idea por miedo tanto a la posibilidad de fracaso como a la de tener éxito. Nos cuesta enfrentarnos a nuestros objetivos porque quizá no nos sentimos merecedores de lograr esa meta o pensamos que no podemos permitirnos fracasar en ella. Por eso, la solución menos dolorosa es evitarla. Así logramos permanecer en un estado de paradoja constante, como el gato de Schrödinger.

Otro miedo importante que nos frena es el de ser juzgado por otros. Somos expertos en anticipar la opinión de los demás sin darnos la oportunidad si quiera de confirmar que vayamos a estar en lo cierto. ¿Cuántas veces en la vida hemos dejado de hacer cosas que deseábamos por miedo a lo que pensasen los demás?

Otras veces, el miedo es hacia lo que podamos destapar o descubrir de nosotros mismos. Escribir un arte solitario e introspectivo, para el que en ocasiones tenemos que bucear en nuestro interior, y donde podemos encontrarnos con emociones y experiencias a las que no deseamos hacer frente. Si creemos que es mejor dejarlas reprimidas es porque quizá no hemos oído hablar de los beneficios de la escritura terapéutica.

Pero quizá el problema es que sientes que no estás preparado para afrontar el trabajo creativo que supone comenzar una novela. Te sientes inseguro con respecto a tus conocimientos y no tienes ni idea de cómo comenzar a organizar todo el caos que tienes en la cabeza para trasladarlo al papel. Afortunadamente, en la actualidad, hay multitud de recursos, talleres y blogs que publican artículos (como este) para difundir los conocimientos que hoy en día se tienen del arte de escribir y hacerte un poquito menos ardua tu tarea de escritor. ¡Aprovéchalos!

Digamos que tienes decidido que para ti es importante escribir la novela que te ronda la cabeza. Apagas tu teléfono y desenchufas todos los aparatos distractores que encuentras por la casa (incluida la nevera).

Pongamos que, además, has superado tus miedos (o estás en ello) y te has informado de las técnicas más básicas de la narrativa, las suficientes para ir empezando. Has dado ya tus primeros pasos para convertirte en escritor de esa novela que llevas tiempo queriendo sacar.

Ya has ganado la partida, ¿o no?

La resistencia frente a lo imperfecto

Y sin embargo, todavía hay algo que te frena a la hora de ponerte a escribir. La sola idea de sentarte frente a la pantalla o el papel en blanco te angustia. Sabes que en el momento en el que escribas una sola palabra tu idea comenzará a tomar forma y a convertirse en una realidad que distará mucho de ser perfecta. Y tienes razón. En tu cabeza, esa historia que te imaginas, es sencillamente inmejorable. Pero, en el caso de que logres materializar tu historia, esta estará llena de errores y defectos, te lo aseguro. Porque las ideas son eso mismo: ideas. Inmateriales y eternas, si nos ponemos platónicos. Pero para transmitirlas (a uno mismo y a los lectores) necesitamos convertirla en palabras, y esas palabras en una historia. Transformarlas en materia sensible para ser percibida y comunicada. Ese es el acto de creación, el arte de escribir.

Es frecuente que nuestras expectativas no se ajusten a la realidad, sobre todo cuando nos iniciamos en cualquier aprendizaje. Curiosamente, seguimos esperando que la primera vez que nos enfrentamos a algo el resultado sea perfecto, y ante el menor atisbo de que no vaya a serlo nos sentimos tentados de tirar la toalla.

Aunque no siempre sucede así. Fíjate en cómo los bebés aprenden a andar. En cómo insisten en levantarse una y otra vez cuando se caen. En cómo gracias a esa insistencia y perfeccionamiento logran caminar de forma autónoma ¡y hasta correr!

Ahora piensa en cualquier otra “primera vez” en tu vida. ¿Salió como esperabas? Seguramente no. Pero si lo seguiste intentando, una y otra vez, es probable que como mínimo mejoraras algún aspecto en las siguientes ocasiones.

No pienses que no tienes talento. El problema no está en ti. Si no me crees a mí, cree a Ernest Hemingway, que dijo bien clarito:

“El primer borrador de todo siempre es una mierda”.

Es importante rebajar nuestras expectativas para permitirnos hacer realidad nuestra historia. Luego habrá tiempo de corregirla, de reescribirla, de dejar rienda suelta al juez perfeccionista que llevamos dentro.

Pero a la hora de empezar es importante darse cuenta de que algo perfecto es algo nunca hecho. Un primer borrador malísimo puede terminar convirtiéndose en una buena novela. Pero un primer borrador inexistente… pues eso es.

escribir una buena novela

A escribir se aprende escribiendo

Ese es el mantra fundamental que los escritores modernos de nuestro siglo se graban a fuego en sus cabezas: a escribir se aprende escribiendo, no hay otra forma.

Sí, y leyendo también. La lectura es el mejor maestro que uno puede tener. Pero, a la hora de la verdad, es la práctica lo que nos llevará a tener en nuestras manos un libro del que podamos sentirnos orgullosos de haber escrito.

Para avanzar en nuestra curva de aprendizaje la repetición de la práctica es fundamental. Los manuales y cursos de escritura ayudan, pero es al abordar nuestra propia historia cuando se produce el verdadero aprendizaje, porque debemos enfrentarnos a los problemas que van surgiendo (¿Cómo describo esta situación? ¿Qué voz narrativa debería elegir? ¿Qué debería pasar en esta escena?) y buscarles solución. A veces la solución no será todo lo efectiva que querríamos, pero habremos mejorado nuestra habilidad y estaremos un paso más cerca de cumplir nuestra meta.

Muchos autores consideran que el oficio de escritor es lo más parecido a un oficio artesanal (Stephen King lo comparaba con la carpintería), donde la maestría se obtiene gracias a la práctica y a la selección de herramientas que ponemos a nuestra disposición. Aunque, a diferencia de estos, en la escritura no parece existir un tope en el aprendizaje, no hay un techo donde podamos poner punto y final a nuestro desarrollo. El escritor aprende siempre algo nuevo con cada obra que escribe.

Ahora ya conoces el secreto para, por fin, materializar todas tus ideas y tus sueños de ser escritor: ponerte a escribir ya. Y la herramienta más poderosa es el hábito. Como con otras metas de nuestra vida. Si queremos ponernos en forma debemos desarrollar el hábito de hacer ejercicio regularmente. Si queremos aprender a tocar un instrumento, debemos practicar cada semana.

¿Cuántas veces a la semana debería sentarme a escribir? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Dónde debería hacerlo? Esas son preguntas que deberías hacerte una vez que empieces, y a las que deberías responder teniendo en cuenta varios factores. Pero esas no son las cuestiones que importan ahora. La pregunta que venías haciéndote es: ¿Cuándo debería ponerme a escribir mi novela? Y ya sabes la respuesta.

El mejor momento es AHORA.

¿Quieres conocer el siguiente paso? Te recomiendo leer mi artículo: ¿Cómo empiezo a escribir una novela?

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