Salva al gato o cómo conseguir que el lector empatice con tu protagonista

Seguro que lo has visto infinidad de veces en libros, películas, series… pero ¿sabes qué es un «salva al gato»?

Si ya has leído otros artículos del blog, como este, ya sabrás que soy fan de Blake Snyder, el gurú de los guiones cinematográficos. Precisamente su libro más conocido, Salva al gato, toma su título de este elemento que él considera un imprescindible en el guión.

Aunque fuera Snyder quien le pusiera esta denominación tan llamativa, esta es una técnica básica en la escritura de obras de ficción de cualquier tipo: haz que tu lector/espectador se identifique con tu protagonista. ¿Cómo? Apelando a ese instinto universal que todos (o casi todos) tenemos de identificarnos con personas que acometen buenas acciones.

«El protagonista tiene que hacer algo en el momento en que le conocemos para granjearse nuestra simpatía y que queramos que gane»

Blake Snyder

No tiene por qué consistir en salvar a un gatito atrapado en un árbol o ayudar a una ancianita a cruzar la calle… aunque a veces sí. Seguro que ahora te viene a la mente más de un ejemplo.

James Scott Bell llamaba a este tipo de escena «the care package». Es aquella escena donde el personaje demuestra sus buenas cualidades, para que empaticemos con él. Da igual si tu protagonista es una persona deleznable; siempre tiene que haber algo, alguna razón o alguna persona que justifique sus actos o por la que se preocupe lo suficiente como para que el público pueda identificarse con él.

Ejemplos de «salva al gato» 

Uno de los ejemplos que pone el propio Blake Snyder de su regla salva al gato es la primera escena de Pulp Fiction. Vemos a dos asesinos a sueldo, drogadictos, que están a punto de hacer algo despreciable. ¿Cómo conseguir que nosotros, los espectadores, los aceptemos como los «héroes» de la película? A través del humor. Tarantino logra que nos caigan bien, a pesar de todo.

La técnica de salva al gato funciona realmente bien cuando nuestros protagonistas son más bien antihéroes

Si recuerdas la peli de Aladdin, la secuencia musical donde se nos presenta al protagonista ilustra bien claro que Aladdin es un pícaro ladrón, algo holgazán, que se dedica a robar y a burlarse de la autoridad. ¿Por qué iba el lector o el espectador a empatizar de entrada con un personaje así? Para vencer esa resistencia, los guionistas introdujeron una pequeña escena donde Aladdin, a punto de hincarle el diente a su currusco de pan, se encuentra con dos niños hambrientos que rebuscan en la basura. ¿Y qué hace Aladdin al verlos?

salva al gato aladdin

Efectivamente, al darle su comida a los dos niños pobres, nuestro protagonista capta de inmediato nuestra atención y se gana nuestra simpatía. Nos ha quedado claro que es un ladrón pero de buen corazón. Además, por si eso no fuera suficiente, en la siguiente escena salva a esos mismos niños de morir aplastados por el caballo de un poderoso (y detestable) pretendiente de la princesa. ¿Ha quedado claro quién es el verdadero héroe de esta historia?

Podemos encontrar en la mayoría de películas Disney la escena donde el protagonista salva un gato para ganarse el favor del público; en el caso de Moana (Vaiana) es una tortuga.

En la tercera temporada de True Detective, vemos a los policías Wayne Hays y Roland West holgazaneando, fumando y bebiendo alcohol en horas de trabajo, disparando a las ratas que pululan por el vertedero. Roland propone a Wayne visitar a una prostituta para hacer más “productiva” la velada. Wayne lo rechaza y ahí empezamos a ver las diferencias entre los dos antihéroes. A continuación, Roland ve a un pequeño zorro y lo apunta con su pistola, extasiado y dispuesto a dispararle. Es Wayne, quien conmovido por la mirada del animalillo se lo impide. Ahí tenemos el salva al gato para Wayne Hays.

A veces el salva al gato se funde con el momento catalizador (o la llamada a la aventura), como sucede en el caso de Katniss Everdeen en Los juegos del hambre. Aunque inicialmente Katniss no nos resulta un personaje especialmente simpático, desde el momento en el que se ofrece como tributo para salvar a su hermana pequeña ya nos tiene ganados para toda la saga. No creo que hubiera sido lo mismo si, sencillamente, hubiera salido la papeleta con su nombre en el sorteo. La trama podría haber continuado igual, pero posiblemente los lectores no habríamos conseguido empatizar con ella de forma tan profunda e instantánea. El sacrificio de Katniss es un save the cat en toda regla.

salva al gato katniss

Otras veces, el salva al gato no se utiliza en las escenas de presentación del héroe, sino de forma más tardía. Es el caso de la escena del hospital en la película El fugitivo, donde el doctor Richard Kimble, a pesar de que tiene a los U.S. Marshalls pisándole los talones, no duda en salvarle la vida a un niño, gracias a sus conocimientos médicos, aun arriesgándose a exponerse.

save the cat

Cuándo hay que salvar un gato

Siempre debes tomarte tu tiempo para que el lector conozca los motivos que llevan a actuar a tus personajes y sea capaz de empatizar con ellos. 

Mira con lupa a tu protagonista, o pídele una sincera opinión a tu lector de confianza. A veces nos creemos que nuestro héroe es adorable, pero la cruel realidad es que no cae bien a casi ningún lector, y no hemos sido capaces de verlo. No te fíes nunca de una única impresión.

Por otro lado, hay determinados personajes que por su función o su caracterización es más complicado que consigan que el lector empatice adecuadamente con ellos. Por ejemplo:

Cuando el protagonista es demasiado perfecto o imperfecto. 

Tanto uno como otro extremo corren el peligro de resultar odiosos a los lectores, por eso, en general, es recomendable que en la caracterización hayas equilibrado un poco la balanza de los defectos y virtudes de personaje. Piensa que Sheldon Cooper no nos resultaría tan simpático si, de vez en cuando, no fuera capaz de demostrar que se preocupa de sus amigos… a su manera.

salva al gato sheldon

Cuando tu protagonista es demasiado egocéntrico, sobre todo en obras con un punto de vista único.

Si, además, se trata de una novela donde las circunstancias personales del protagonista ocupan un lugar central en la trama, un salva al gato se vuelve cada vez más necesario. En este tipo de tramas corremos el peligro de que el héroe y sus problemas acaben por resultar cansinos al lector. Una escena donde podamos ver que el prota se preocupa genuinamente por la situación de otro personaje puede aliviar bastante la carga.

Cuando tiene que llevar a cabo acciones de dudosa moralidad.

Puede que, como Aladdin, tu protagonista sea un ladronzuelo. O quizá esté a punto de engañar a su pareja. O de cometer un asesinato. O de meterse en el mercado de la droga. En ese último caso, asegúrate de que el lector vea que lo hace porque está enfermo de cáncer y quiere dejarle a su mujer y su hijo minusválido dinero suficiente para que no se mueran de hambre en su ausencia.

Cuando tu antagonista es demasiado plano o quieres redimirlo.

Aunque los villanos parecen ser siempre malvados por definición, lo cierto es que a veces queremos darles una salida o, al menos, mostrar su potencial para hacer el bien. Esta versión del save the cat a veces se llama «pet the dog» en el caso de los antagonistas, pero en esencia funciona de la misma manera que hemos explicado: muestra a tu antagonista cometiendo una buena acción. Cuidado también con esto, porque a veces lo que pasa es que, al final, Severus Snape nos acaba cayendo mucho mejor que Harry Potter.

salva al gato

Seguro que una vez visto el concepto, a ti se te ocurren muchos más ejemplos y situaciones donde podrías utilizar esta técnica de «salva al gato». ¡Déjame un comentario si se te ocurren más ejemplos y comparte el artículo si te ha gustado!

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